
La digitalización de la Televisión y Radio en Chile.
Es así como ha ido avanzando la tecnología, sin dejar de sorprendernos y haciendo que nos adaptemos a las nuevas formas de ofrecer la información, procesarla y recibirla. Es por esto que el tema de la digitalización en Chile ha traído muchas controversias, porque se ha puesto en el tapete el cómo, quiénes y cuánto se podrá transmitir para la sociedad.
Sin embargo, ¿aseguraría esto una entrada heterogénea de canales y radios? ¿A quienes el Estado les daría las concesiones? ¿Se aseguraría una pluralidad en los contenidos? ¿Se optaría por cantidad de canales o calidad de imagen? Estos temas no son menores, menos si tomamos en cuenta lo que ha sucedido en otros países respecto a este tema.
En primer lugar, analicemos lo que ocurrió en México. Allá se aprobó una ley en donde la cadena privada de televisión, Televisa, estará a cargo del tránsito en la transmisión de la televisión análoga a la digital, abarcando derechos completos y absolutos a lo largo de 30 años. Por lo tanto, se ha dejado todo en manos de una empresa privada, la cual estará en libre acción para realizar actos con intereses mercantiles, dejando en desmedro la calidad y el contenido.
Si reflexionamos, esto es sumamente importante discutir en nuestro país, ya que sería riesgoso que el gobierno sólo negocie con los empresarios y que la opinión pública y civil no pueda emitir juicios. Acto demasiado injusto siendo que estos últimos son los que en su grueso se verían afectados en un cambio de las transmisiones. Además sería riesgoso porque atentaría contra la democracia y pluralidad por la que se ha luchado durante tanto tiempo. Es por esto que la discusión debería tenerla desde los empresarios a medios comunitarios de menor cobertura, ya que todos los sectores deben ser incluidos en algo que cambiará de manera sustancial lo que son los medios hasta hoy.
Por otro lado, tomemos en cuenta qué modelo de digitalización querríamos para el país. Según el modelo europeo, se incrementarán los canales o radioemisoras, mientras la calidad de la imagen será inferior. En cambio, según el modelo estadounidense, se mantendrán los canales priorizando la calidad de la imagen, siendo esta similar a la del cine. Por lo tanto, surge la dude si en Chile se guiarán los cambios por el lado europeo o estadounidense.
Si ocurre por el lado europeo, se estaría priorizando en cierta medida la inclusión de diversos medios, dando la oportunidad de segmentar la programación de una manera adecuada y especializada. Esto, siempre y cuando no se apodere de las señales un bloque empresarial, siendo aquí donde el estado debe examinar bien a quienes les dan las concesiones. Para que exista movilidad en el mercado.
Si, en cambio, sucede por el lado estadounidense, no existiría una inclusión de medios alternativos, sería lo mismo de siempre sólo que se vería más bonito. Claro, la imagen sería buena, pero los contenidos los mismos. ¿Es que acaso olvidan que no importa lo lindo que esté el huevo si por dentro está podrido? Es por esto que no podemos limitar, una vez más, el como se entrega la información, no podemos coartar nuevamente la libre expresión en Chile, sino que incrementar las diversas aristas, miradas y experiencias desde distintos enfoques.
Es sumamente importante darse cuenta lo que pasaría si el gobierno se licitara bien a quienes recibirían más espacios en la banda electromagnética, ya que o si no seguiría la tónica mercantilista tan usual hoy en día, en donde sólo unos pocos tienen la hegemonía del poder de la información.
Como diría Carl Marx: “las ideas de la clase dominante son en todas las épocas, las ideas dominantes”. Lo que se puede ver demostrado hoy mismo, cuando los medios alternativos o menores no tienen los mismos espacios que las grandes empresas de la información, lo que a su vez posibilita la alienación de la masa.
Es difícil vivir en la pluralidad si ni los mismos medios que nos informan responden a intereses sociales, sino que más bien a intereses económicos detrás de los propietarios de estas cúpulas informativas.
Es aquí donde existe claramente una lucha de clases, en donde se enfrentan dominados y dominadores. Los primeros seríamos la masa que consume en conjunto con los que se atreven a luchar a través de sus propias perspectivas abriendo sus propios medios. Mientras que los segundos serían las grandes industrias culturales.

Tendremos que ser rápidos. La competencia será feroz y todos querremos tener la novedad calentita, y la digitalización nos habla también de la instantaneidad del medio. Podremos ver la pauta en la mañana de manera satelital y recibir noticias desde el otro lado del mundo en tiempo real la cual saldrá al aire inmediatamente. Sí, tendremos una responsabiliddad mucho mayor producto de la rápidez y la concentración de muchas labores en uno.
Recuerdo cuando antes utilizaba el casette para grabar las canciones de mis artistas preferidos. Luego llegó el CD, con el cual tuve mayor espacio para guardar canciones. Y siguiendo con esta línea de tecnología, después llegó el pendrive con una capacidad alarmante para el almacenamiento de información. Después, seguramente, tendremos unos microchips que contendrán todo lo que queramos.
Es así como ha ido avanzando la tecnología, sin dejar de sorprendernos y haciendo que nos adaptemos a las nuevas formas de ofrecer la información, procesarla y recibirla. Es por esto que el tema de la digitalización en Chile ha traído muchas controversias, porque se ha puesto en el tapete el cómo, quiénes y cuánto se podrá transmitir para la sociedad.
La digitalización no es más que una nueva modalidad para transmitir frecuencias de radio y televisión en el espectro electromagnético de una manera más liviana. Es decir, de la forma análoga como se está realizando hasta hoy, se ocupa más espacio en la banda de transmisión, siendo en este sentido la digitalización un ahorro lugar en esta y por ende, habría mas espacio para añadir canales y radioemisoras.
Sin embargo, ¿aseguraría esto una entrada heterogénea de canales y radios? ¿A quienes el Estado les daría las concesiones? ¿Se aseguraría una pluralidad en los contenidos? ¿Se optaría por cantidad de canales o calidad de imagen? Estos temas no son menores, menos si tomamos en cuenta lo que ha sucedido en otros países respecto a este tema.
En primer lugar, analicemos lo que ocurrió en México. Allá se aprobó una ley en donde la cadena privada de televisión, Televisa, estará a cargo del tránsito en la transmisión de la televisión análoga a la digital, abarcando derechos completos y absolutos a lo largo de 30 años. Por lo tanto, se ha dejado todo en manos de una empresa privada, la cual estará en libre acción para realizar actos con intereses mercantiles, dejando en desmedro la calidad y el contenido.
Si reflexionamos, esto es sumamente importante discutir en nuestro país, ya que sería riesgoso que el gobierno sólo negocie con los empresarios y que la opinión pública y civil no pueda emitir juicios. Acto demasiado injusto siendo que estos últimos son los que en su grueso se verían afectados en un cambio de las transmisiones. Además sería riesgoso porque atentaría contra la democracia y pluralidad por la que se ha luchado durante tanto tiempo. Es por esto que la discusión debería tenerla desde los empresarios a medios comunitarios de menor cobertura, ya que todos los sectores deben ser incluidos en algo que cambiará de manera sustancial lo que son los medios hasta hoy.
Por otro lado, tomemos en cuenta qué modelo de digitalización querríamos para el país. Según el modelo europeo, se incrementarán los canales o radioemisoras, mientras la calidad de la imagen será inferior. En cambio, según el modelo estadounidense, se mantendrán los canales priorizando la calidad de la imagen, siendo esta similar a la del cine. Por lo tanto, surge la dude si en Chile se guiarán los cambios por el lado europeo o estadounidense.
Si ocurre por el lado europeo, se estaría priorizando en cierta medida la inclusión de diversos medios, dando la oportunidad de segmentar la programación de una manera adecuada y especializada. Esto, siempre y cuando no se apodere de las señales un bloque empresarial, siendo aquí donde el estado debe examinar bien a quienes les dan las concesiones. Para que exista movilidad en el mercado.
Si, en cambio, sucede por el lado estadounidense, no existiría una inclusión de medios alternativos, sería lo mismo de siempre sólo que se vería más bonito. Claro, la imagen sería buena, pero los contenidos los mismos. ¿Es que acaso olvidan que no importa lo lindo que esté el huevo si por dentro está podrido? Es por esto que no podemos limitar, una vez más, el como se entrega la información, no podemos coartar nuevamente la libre expresión en Chile, sino que incrementar las diversas aristas, miradas y experiencias desde distintos enfoques.
Es sumamente importante darse cuenta lo que pasaría si el gobierno se licitara bien a quienes recibirían más espacios en la banda electromagnética, ya que o si no seguiría la tónica mercantilista tan usual hoy en día, en donde sólo unos pocos tienen la hegemonía del poder de la información.
Como diría Carl Marx: “las ideas de la clase dominante son en todas las épocas, las ideas dominantes”. Lo que se puede ver demostrado hoy mismo, cuando los medios alternativos o menores no tienen los mismos espacios que las grandes empresas de la información, lo que a su vez posibilita la alienación de la masa.
Es difícil vivir en la pluralidad si ni los mismos medios que nos informan responden a intereses sociales, sino que más bien a intereses económicos detrás de los propietarios de estas cúpulas informativas.
Es aquí donde existe claramente una lucha de clases, en donde se enfrentan dominados y dominadores. Los primeros seríamos la masa que consume en conjunto con los que se atreven a luchar a través de sus propias perspectivas abriendo sus propios medios. Mientras que los segundos serían las grandes industrias culturales.
¿PEGA PARA PERIODISTAS?

La llegada de la digitalización por supuesto que traerá consigo más trabajo. Recordemos cuanto tiempo Chile estuvo polarizada entre dos canales grandes, mientras que ahora han surgido más alternativas. Imaginense como sería con la televisión digital al estilo europeo.
Según la experiencia en las naciones que ya adoptaron la modalidad, las franjas informativas aumentarían hasta a 4 ediciones diarias, y es, en este camino donde el periodista deberá estar preparado. Se acabó la mediocridad señores, ya que no bastará con que sepa escribir en una linda máquina, sino que deberá manejarse con herraientas audiovisuales y si antes era redactor ahora también tendrá que ser editor y compaginador. Esto supone una reducción en el personal, pero recordemos que el mercado se abrirá estrepitosamente.

Pero quizás lo más importante deberá ser la forma de entregar noticia o contenidos. No podemos seguir en lo mismo! La digitalización es una innovación que no mira al futuro...ya está acá, despertemos! es el PRESENTE. Por lo mismo, innovemosnos nosotros también y de paso mostremos el periodismo de la gente, para y por la sociedad.
Esta seguramente será una revolución que terminará con la unión de la televisión, la red y la participación activa de la audiencia. Audiencia que al tener una cantidad dispersa de visualizaciones de la realidad no será tan altamente influenciada por los medios de comunicación. Y quizás así, sólo así, este País podrá llamarse el " jaguar "de Latinoamérica.