Thursday, December 14, 2006

Opinión


¿Y dónde están los periodistas?



Con la llegada de la democracia en 1990 Chile logró por fin mayores libertades en el ámbito público. Así la antiguas trabas de asociación terminaron, resurgiendo luego universidades, partidos, cantos y, lo que nos atañe en este artículo, las escuelas de periodismo volvieron a abrirse.

De esta manera durante los noventa comienza un proceso comunicativo de nuevas formas, sin dejar de tomar en cuenta las grietas aún existentes en la población, el miedo aún reinanate al momento de informar y la necesidad de lograr el olvido militar.

¿Democracia?

Así comienza un proceso de masificación medial, claramente, llevado por las nuevas políticas y relaciones externas que imperaban por esos días en los ánimos nacionales. Los que permitieron extender las maneras de entretenimiento, reabriendo así canales de “expresión” abolidos durante el régimen militar, relajando, además, al público por medio de noticieros de corte internacional y, finalmente, farandulizar a la opinión pública con sus formas burdas de periodismo. Las que por hoy retroceden lo que se intentó hacer en los noventa, convirtiendo a los nuevos canales de comunicación en copias de la "copia" y por ende sin lograr el preciado pluralismo que los informadores, reporteros o periodistas deben entregar.

Con esto, cabe recalcar que de alguna forma las nuevas comunicaciones desvirtúan el papel de los periodistas, ya sea por las políticas de las empresas contratistas; quienes exigen a los mismos periodistas atenderse a lo que la compañía desea expresar y no a la real información; como por las temáticas necesarias para seguir circulando como medio rentable (rating). Lo que se traduce en una contradicción con respecto al "real" papel que el periodista juega dentro de la mass media y de la venta de los mismos. Asunto que hoy deja por debajo al título profesional con respecto a cualquier otra carrera.

Es por esta razón que si bien vivimos en un país democrático y, por ende, pluralista, las nociones de información son escasas, con respecto a las visiones respecto a un tema determinado. Esto significa que estamos dentro de una sociedad de apariencia moderna pero con un corte aún tradicionalista que intenta controlar las opiniones y los canales de información.

Por otro lado la opinión general de los chilenos con respecto a los canales comunicacionales y sus funcionarios es cada día más lapidaria y tajante. En primer lugar, para la opinión pública, el periodista pareciera un ser carente de seriedad e inteligencia, esto explicitado en los canales de televisión que cada día prefieren rostros que aportes intelectuales. Es por esto que, por estos días, no existe un medio que pida opinión o análisis de problemas serios a periodistas, sino que se llaman a sociólogos, psiquiatras, economistas, médicos, etc., y sólo se designa a los “periodistas” como moderadores para tales programas o de farándula. Situación que preocupa a quienes ejercen la aún digna profesión del periodismo.

Hermosas caretas

Por ello tantas preguntas desde el inconsciente colectivo nacen cada vez que modelos irrumpen con comentarios opinológicos, mientras estudian a medio tiempo para poder ejercer sobre el necesario comunicacional. Mujeres y hombres que si bien atraen la atención de la masa, jamás llenan los vacíos que sus mentes desean aparentar. Cuestión reflejada en tantos nombres desechables que idiotizan, desinforman y venden, sin importar la pérdida de calidad de la televisión chilena.

En tanto, un novato perdiodista pasa por un tonto modelo, un actor de antaño pareciera opinólogo respetado y con mayor presencia que cualquier analista. De esta nabera, nos percatamos que va decayendo la "profesión" y el periodista va perdiendo credibilidad ante las audiencias chilenas.

En consecuencia, pareciera decadente el hoy del periodismo en Chile, pues los roles informativos se han confundido con la pantalla, los shows y/o teleseries, traduciendo que el talento no puede luchar en contra de una cara bella como las de la televisión.




…quizás algún día todo cambie…


Revolución Sociodigital

Actualmente se está gestando en el mundo una nueva manifestación de la lucha de clases, basada en los mismos principios que alguna vez describió Karl Marx. Esta lucha poco a poco comienza a materializarse, sin que muchos la noten o tengan conciencia de los niveles que esta podría alcanzar. Nos referimos a la inminente revolución social desde la Internet.


Este nuevo punto de conflicto es algo nuevo en su forma, pero mantiene los principios básicos de la Lucha de Clases que describe Marx en su teoría. Es decir, el conflicto sigue dándose entre sociedad civil versus sociedad civil, entendiendo ésta como un todo que incluye tanto a proletarios como a burgueses en sus distintas ocupaciones.

Este escenario posee una característica especial. Quienes tienen el monopolio de la información (empresas distribuidoras de servicios de Internet) se están enfrentando a que el procesamiento de ésta también se está dando a la inversa, es decir, desde los consumidores. Así entonces, los tradicionales consumidores se transforman a la vez en pequeños productores y distribuidores.

El espacio virtual le da a cada consumidor la libertad de convertirse en productor. Pues ¿qué ocurre cuando estos pequeños productores se unen y crean iniciativas conjuntas? La respuesta a esta interrogante es que comienza a gestarse el fenómeno conocido como “organización desde abajo”, término acuñado a Lenin en su teoría de política revolucionaria.

La organización desde abajo es la construcción social de mayor importancia para deslegitimar al estado capitalista; puesto que crea organizaciones no gubernamentales capaces de instituir una nueva forma colectiva de ordenación social.

Ahora bien, hay distintos grados de desarrollo de estas iniciativas no gubernamentales. El primero es que comience la gente individualmente a producir. El segundo es que se agrupe con fines espontáneos (reivindicaciones económicas) Y el tercero es que se agrupe con fines revolucionarios, es decir, proponiendo una superestructura distinta a partir de la lógica comunitaria, conocido como: “proyecto popular”.

De estas tres categorías, podríamos deducir que el fenómeno de la revolución digital está pasando poco a poco al segundo nivel. De seguir desarrollándose, su éxito dependerá de que las organizaciones que luchan por una sociedad distinta sepan conducir con astucia dicho fenómeno.

El fenómeno al que hemos estado haciendo alusión, no podría ser de no existir la llamada Sociedad de la Información, en la cual todos estamos inmersos. Porque en un mundo donde la información sobra, y se tiene una sobrecarga de conocimientos, es casi ilusorio pensar que las masas no adquieran algún movimiento. Pero incluso con esta sobrecarga, aún así, no se ha gestado un cambio radical – en lo que ha relaciones de poder se refiere-

Entonces podríamos llegar a afirmar que la creación de una nueva forma de organización, corresponde a una evolución lógica del sistema capitalista en el que estamos inmersos. La aparición de la tecnología, podría ser vista como un eslabón más en el curso natural de los hechos, el cual como fin último sería el derrocamiento del capitalismo, que en nuestro trabajo sería el poder hegemónico, que poseen algunas compañías computacionales como Microsoft.

Ahora bien pasando a un caso específico de nuestra realidad podemos nombrar la inmensa cantidad de sitios web que existen de partidos, colectivos o movimientos, tanto de izquierda, extrema izquierda y extrema derecha (neonazis). Todos estos poseen sitios digitales en la red, lo cual puede ser el principio de la materialización de los movimientos sociales que se necesitan para empezar la revolución.

Ejemplo de la organización que se puede alcanzar a través de la red, fue la manifestación y posterior entrega de 14.000 firmas que se entregaron a La Moneda, en Septiembre del año pasado. Este acto lo protagonizó un grupo de ínter nautas y “blogueros” que se opuso al programa de “digitalización” establecido por el gobierno, que auspiciaba a diferentes marcas con la iniciativa “Mi primer PC”.

Esta iniciativa, a juicio de los organizadores de “Mi primer PC… ¡Pero de verdad!”, un movimiento que estaba en contra del antes nombrado, ya que entregaba un producto que no era del todo moderno y, además, bajo una lógica de mercado, rentabilidad y hegemonía digital bajo el alero de Microsoft.

En cambio, estos usuarios de la red, con tan sólo seis semanas de organización: recolectando firmas y golpeando puertas de diversas empresas, consiguieron lo que el gobierno realizó en catorce meses, y más aún, con un mejor producto, de menor precio y con un software libre (sistema operativo Linux/SUSE).

Ese es un claro ejemplo del grado de organización que están alcanzando los ciudadanos gracias a la red, sin embargo esta situación puede ampliarse a espectros aún más sociales y notables, como lo fueron las manifestaciones estudiantiles de los secundarios durante el mes de Mayo.

Periodismo en la Red


Claro, puede sonar cliché eso de que Internet ha cambiado la manera de comunicarse entre las personas. Que su uso ha revolucionado las maneras de informarse, relacionarse, de trabajar e incluso entre las comunicaciones comerciales. Sin embargo, esta adaptación a la que tuvo que someterse el periodismo, no es más que la punta del iceberg de este cambio...Por mientras veamos en qué ha tenido que cambiar el periodismo...y el periodista para adecuarse a estos tiempos y tecnologías.


Internet en un medio sobre el que nada está escrito y todo se construye día a día. Un medio que sin una legislación y con un exceso de información empieza a ordenarse y a encontrar su propia lógica y estructura. Si bien, se ha dicho que ha democratizado la información, Internet sólo puedes llegar a una fracción de la población, que es la que tiene un computador en su casa.

El camino del periodista a la red no ha sido fácil. En primer lugar, porque cualquier persona puede llegar a la red y poner algún aviso o subir una noticia ( lo que se ha conocido como periodismo ciudadano que veremos más adelante). Sin embargo, lo que mantiene aún al periodista sin ser desechado es el valor de sus escritos, lo que es fundamental a la hora de construir una realidad: la credibilidad. Claro, porque en Internet es sumamente fácil llegar y subir cualquier información, no obastante, cuando lo dice un periodista, tiene una connotación distinta. Esto, porque la gente valora mucho más el hecho que una persona haya estudiado a fondo la carrera, puesto que proponen una investigación especializada, y claro, con “ética periodística”.

Ser periodista en línea requiere, por supuesto, tener conocimientos sobre la profesión misma, pero también tener la capacidad de producir el formato para presentar la información y, además, adecuarse a la tecnología a la velocidad informativa como lo trabaja una agencia. De hecho, los periódicos electrónicos, al igual que los tradicionales que han puesto sus contenidos actualizados en la red, han modificado el rol de las agencias de información.

La manera de operar de un reportero en línea se ha modificado también. El centro de captura, por ejemplo, ha desaparecido. Los reporteros cargan una pequeña computadora de escritorio conectable a una línea telefónica fija o de celular y desde el lugar de los hechos envían la información a su editor, quien prácticamente con corte y pegue, ya tiene montada la nota en el sistema.

Un periodista en línea, al escribir sus notas, deberá pensar en un lenguaje universal, ya que hay notas que adquieren una relevancia especial porque cruzan intereses comunes. Pero a nivel temático también se debe considerar que a la gente le interesa lo que afecta de manera directa. Por esta razón, los diarios y espacios informativos de la red se han organizado como portales que le dan fuerza a la noticia local e invitan al usuario a abrir su propio espacio de discusión sobre temas más específicos de interés local o por segmento profesional o de interés particular.

Periodismo Ciudadano

Este tipo de periodismo, tiene una intención cívica. Esta especie de periodismo la ejercen los mismos ciudadanos. También se le conoce como periodismo participativo, por la forma en que se realiza.

El nacimiento de los blogs, y la expansión de la banda ancha, han permitido la creación de “portales de noticias” creados por personas desde cualquier lugar del mundo. De corte de denuncia se han erigido como el periodismo del siglo XXI.

Se dice que la descentralización de la producción de noticias suele vincularse con el declive de los medios tradicionales. La erosión de sus cimientos tiene que ver con lo que se ha denominado "economía de la atención". Es difícil competir en un mundo en el que la exposición a estímulos sensoriales es tan intensa, tan continua, en el que la información de actualidad puede obtenerse instantáneamente de múltiples fuentes, muchas veces incluso de las primarias, sin acudir a intermediarios.

El fenómeno de la comunicación no comercial de noticias no es nuevo, desde luego; lo que sí es nuevo es la facilidad de hoy en día para que cualquiera pueda transmitir cualquier cosa desde cualquier lugar del mundo, mejore o enriquezca el mensaje original. La labor del periodista como intérprete está en entredicho. También por culpa de la clásica arrogancia y pretendida superioridad moral de la profesión, sin embargo, la CREDIBILIDAD que este tiene ante la opinión pública es inamovible.

La prensa en general se ha visto transformada por Internet, pero a la vez, la red es un nuevo medio que se hace día a día y que aún falta mucho por recorrer y construir, pero que se abre ante nosotros como una opción más al construir el periodismo del siglo XXI.




Entre Manipulaciones y Construcciones de la realidad


Importancia de la manipulación de los medios
En la actualidad nos vemos sometidos a un bombardeo de informaciones por los medios de comunicación. En las últimas décadas se ha incrementado notablemente el poder de influencia de los medios debido a la facilidad con que llegan a la población. No todos lo hacen con la misma fuerza.

La televisión ostenta el máximo poder.Como afirma el dicho, “una imagen vale más que mil palabras”. Y de esto se aprovechan los publicistas y los informadores. Los primeros para vender sus productos y los segundos para ofrecer su versión de la realidad. Los resultados son magníficas ventas y una audiencia convencida por lo que lee, escucha o ve. El componente afectivo-emocional del hombre no conviene olvidarlo pues la razón no domina toda su vida.Por otra parte, han proliferado los grandes grupos de comunicación y con ellos la uniformidad de los mensajes. Así, una televisión, una radio y un periódico, que pertenecen a un mismo propietario, darán una versión similar de los hechos. Aquí radica su poder: en la posibilidad de llevar a la población el mensaje que ellos quieren. De esta forma, los intereses económicos y políticos priman sobre los propios de los medios de comunicación: informar y ser un servicio para la sociedad.Muchas veces, las grandes elites comunicacionales, sólo cumplen con intereses económicos. Es muy probable que en ese sentido el periodista vea perjudicada su labor, ya que debe ceñirse a editoriales que no concuerdan con su manera de pensar. Es cierto que en ese sentido existen leyes que apoyan al profesional, sin embargo, debido al poder que detentan estas empresas, es muy difícil llevarlas a la práctica.

El cuarto poder

Fue Douglas Carter el primero que calificó en la primera mitad del siglo XX a los medios de comunicación de “cuarto poder”. Desde entonces, esa situación se ha incrementado con creces, pero también las voces críticas que se alzan en contra de los llamados “creadores de opinión”, que han desbordado con mucho sus funciones.Aunque no es raro escuchar eso de que “la audiencia se traga lo que le echen”, la realidad es bien distinta. Los lectores, oyentes y televidentes conservan su capacidad crítica, es más, se ha visto aumentada a raíz de la excesiva politización de los medios de comunicación actuales. La audiencia es perfectamente consciente de que algunos mensajes tienen unas tendencias muy definidas. Ahí entra su capacidad de seleccionar aquella información que les interese.Ángel Rama en la Ciudad Letrada, nos hablaba de una elite que se cerraba a esta clase no letrada. Claro, antes era muy fácil escribir sólo para los que sabía o tenían acceso a al educación, sin embargo ahora todos tenemos la capacidad e mantenernos al día de lo que ocurre. y ha sido el periodista el gran artífice de esta obra, ya que se ha adaptado a los tiempos y a la opinión pública.

Periodista como constructor de realidades

La afirmación de la construcción de realidades parte de que el periodista recoge los sucesos acaecidos, y los une de tal forma que va edificando una realidad a partir de esos hechos. Esto, porque una noticia siempre está encadenada a otra, por lo que el periodista va hilando éstas, las descompone, las analiza y posteriormente las acopla, conformando una “realidad” que, para la mayor parte de las personas, antes estuvo oculta.Estas “realidades” dependen del momento y el lugar en el que esté situado el periodista y sus “usuarios”. En esta construcción también juegan un rol importante las necesidades surgidas por las personas, y el avance que se produzca en las tecnologías, que permiten una interacción entre el periodista y los lectores, como lo indica Miguel Ángel Vásquez Medel: “El periodismo escrito constituye una forma de institucionalización de los procesos de construcción social de la realidad: surge como respuesta a nuevas necesidades de consensos sociales y se transforma al ritmo de nuevas posibilidades tecnológicas y económicas, y de nuevas interacciones”. (Vásquez Medel: “La Prensa Escrita y la Construcción Social de la Realidad”)Las “necesidades de consenso social” se refieren a que, hoy en día, la gente no necesita que le informen un hecho, sino, más bien, que le aporten una visión interpretada del suceso, papel clave del periodista. Este debe contar con las herramientas necesarias para dicha interpretación, cuidando de no salirse de los márgenes que entrega la noticia, ya que podría caer en el problema de construir una “realidad falsa”.Debemos considerar que la gente asume esta realidad, porque emerge de un ente público que trabaja para dar los sucesos tal como acontecen, aunque desarrollados de manera acuciosa y responsable en su interpretación. Al ocurrir esto, la opinión pública acepta esta “realidad” como única y verdadera. Vásquez Medel afirma al respecto: “Lejos de estar fundamentada en nuestra experiencia directa del mundo, nuestras imágenes de la realidad social provienen de los medios de comunicación”. (Vásquez Medel: “La Prensa Escrita y la Construcción Social de la Realidad”)Se puede afirmar, entonces, que el periodista informa –no deforma- realidades, pero a partir de una concepción personal, de una propia perspectiva que no siempre es compartida por todos, pero que desemboca en un mismo punto: el hecho en cuestión. Sin embargo, es posible encontrarse con realidades discrepantes, pues muchas veces se verá enfrentado el “hecho real” con el “hecho construido” por el informante, lo cual provocará confusiones en los actores sociales, generando caos y controversia en las diferentes “construcciones personales” que cada individuo fabrica.Frente a esta polémica, el periodista juega un papel preponderante, el cual debe estar siempre enmarcado en los límites que implica la ética periodística, pues su responsabilidad social es incalculable: de ellos depende la paz o la guerra. Ante esta cruda, pero veraz afirmación, es imperativo señalar que uno de los principales criterios con los que debe contar el periodista, dentro de su bagaje formativo, es el principio de la veracidad para la de-construcción de hechos. Vale decir, informar lo estrictamente acaecido, sin dar lugar a elucubraciones que distorsionen el verdadero suceso.

El Periodista PARTE 1


Mucho se habla del rol del periodista. Y es que antiguamente
era visto como un héroe transmisor de información. Sin embargo, con el paso del tiempo esto ha cambiado.
Como grupo nos juntamos para realizar un trabajo, y quisimos compartir en este blog lo que averiguamos respecto al periodismo y al rol del periodista a través del tiempo. Los invitamos a conocer más de esta profesión y aportar con sus ideas.
Nos guiaremos con el texto " La ciudad Letrada" de Ángel Rama, autor y libro que estudiamos para el ramo de Historia de la Cultura que maneja la profesora Javiera Carmona.
En el libro “La Ciudad Letrada” de Ángel Rama, se relata las diversas miradas que la sociedad tiene del periodista, como por ejemplo un héroe solitario que lucha contra las injusticias, a lo largo de las diferentes fases: Ciudad Moderna, Ciudad Escrituraria, etc. En estos tiempos, esta mirada ha evolucionado hasta un punto “divino”, como podríamos llamarlo, ya que se entiende al periodista como un individuo constructor de realidades sociales a partir de sus relatos.La mayoría de nosotros creemos –o nos han enseñado- que la realidad ya está ahí, frente a nuestras narices, desarrollándose día tras día, esperando a ser comentada en el noticiero de la noche o en la crónica matutina. Sin embargo, esta realidad no puede ser traducida irreflexivamente, pues muchas de las interpretaciones que se emitan influirán en el criterio que adopten los individuos, con respecto a un tema determinado. Pero, ¿quiénes son los encargados de desenmarañar esta realidad y darla a conocer al resto, con un dejo de subjetividad en la interpretación de la misma? Se dice que los periodistas son mediadores, constructores de realidad social, pues toman un hecho, lo analizan, y luego publican sus conclusiones, pero bajo la pincelada de su propia interpretación. De esta actitud, es lógico desprender que el periodista -a través de su punto de vista- crea una opinión o criterio –muchas veces de carácter colectivo- el cual influye permanentemente en los individuos que son informados por este servidor social

EL PERIODISTA COMO SERVIDOR SOCIAL

La función social del periodista comenzó a instalarse cuando el mismo oficio comenzó a erigirse como profesión. Este comenzó a plantearse en Europa y Estados Unidos cerca de la década de los años veinte y a lo largo del periodo de entre guerras, justo cuando surge la publicidad y los medios se convierten en instrumentos del consumo y de la propaganda: de la difusión de las ideologías.

En ese esquema de definición del papel de los medios, la profesionalización del periodismo pasaba por la transformación de tres ejes: la necesidad de formación académica de los periodistas, mejores condiciones laborales y niveles más elevados de ética y responsabilidad social y profesional, pues los Estados todavía no reconocían siquiera su valor como oficio. Este reconocimiento aún tardaría en llegar.

Nosotros mismos podemos ver dentro del perfil que tienen las Escuelas de periodismo respecto a lo que se espera del periodista: Que tenga una visión crítica y cumpla un rol social.

Pero este rol social va más allá de sus manos también. En primer lugar un periodista trabaja para un medio específico que muchas veces tiene intereses anexos al plan de tan solo comunicar. Esta sometido a una empresa que tiene un corte editorial específico. y es aquí en donde el rol social del periodismo va infinitamente más allá de la creación de una sección especialmente determinada a abordar estos temas. Los medios y los comunicadores, importantes como son y dotados de gran poder como están, pueden involucrar en sus agendas y líneas editoriales la realidad social y su problemática sin por ello dejar de lado factores fundamentales de competitividad como el rating y la publicidad.
Comprender su rol de esta forma no sólo puede generar positivos cambios sociales profundos y dotar de mayor sentido al trabajo periodístico; sino además ser una fuente interesante de credibilidad y fidelidad en su audiencia, tal como sucede con cualquier empresa que adopta la responsabilidad social en su modelo de negocios. Es trascendental para la sociedad que los medios se hagan cargo de la realidad; y qué importante para los medios que la sociedad los perciba como aliados en vez de como un actor económico-político más.
Entonces el cambio también debe ir de raíz, desde las mismas empresas de la información que manejan la construcción de realidad que realiza el periodista. ¿Cómo manejan los medios estas elites periodísticas? Lo veremos en el próximo artículo.