Thursday, December 14, 2006

Entre Manipulaciones y Construcciones de la realidad


Importancia de la manipulación de los medios
En la actualidad nos vemos sometidos a un bombardeo de informaciones por los medios de comunicación. En las últimas décadas se ha incrementado notablemente el poder de influencia de los medios debido a la facilidad con que llegan a la población. No todos lo hacen con la misma fuerza.

La televisión ostenta el máximo poder.Como afirma el dicho, “una imagen vale más que mil palabras”. Y de esto se aprovechan los publicistas y los informadores. Los primeros para vender sus productos y los segundos para ofrecer su versión de la realidad. Los resultados son magníficas ventas y una audiencia convencida por lo que lee, escucha o ve. El componente afectivo-emocional del hombre no conviene olvidarlo pues la razón no domina toda su vida.Por otra parte, han proliferado los grandes grupos de comunicación y con ellos la uniformidad de los mensajes. Así, una televisión, una radio y un periódico, que pertenecen a un mismo propietario, darán una versión similar de los hechos. Aquí radica su poder: en la posibilidad de llevar a la población el mensaje que ellos quieren. De esta forma, los intereses económicos y políticos priman sobre los propios de los medios de comunicación: informar y ser un servicio para la sociedad.Muchas veces, las grandes elites comunicacionales, sólo cumplen con intereses económicos. Es muy probable que en ese sentido el periodista vea perjudicada su labor, ya que debe ceñirse a editoriales que no concuerdan con su manera de pensar. Es cierto que en ese sentido existen leyes que apoyan al profesional, sin embargo, debido al poder que detentan estas empresas, es muy difícil llevarlas a la práctica.

El cuarto poder

Fue Douglas Carter el primero que calificó en la primera mitad del siglo XX a los medios de comunicación de “cuarto poder”. Desde entonces, esa situación se ha incrementado con creces, pero también las voces críticas que se alzan en contra de los llamados “creadores de opinión”, que han desbordado con mucho sus funciones.Aunque no es raro escuchar eso de que “la audiencia se traga lo que le echen”, la realidad es bien distinta. Los lectores, oyentes y televidentes conservan su capacidad crítica, es más, se ha visto aumentada a raíz de la excesiva politización de los medios de comunicación actuales. La audiencia es perfectamente consciente de que algunos mensajes tienen unas tendencias muy definidas. Ahí entra su capacidad de seleccionar aquella información que les interese.Ángel Rama en la Ciudad Letrada, nos hablaba de una elite que se cerraba a esta clase no letrada. Claro, antes era muy fácil escribir sólo para los que sabía o tenían acceso a al educación, sin embargo ahora todos tenemos la capacidad e mantenernos al día de lo que ocurre. y ha sido el periodista el gran artífice de esta obra, ya que se ha adaptado a los tiempos y a la opinión pública.

Periodista como constructor de realidades

La afirmación de la construcción de realidades parte de que el periodista recoge los sucesos acaecidos, y los une de tal forma que va edificando una realidad a partir de esos hechos. Esto, porque una noticia siempre está encadenada a otra, por lo que el periodista va hilando éstas, las descompone, las analiza y posteriormente las acopla, conformando una “realidad” que, para la mayor parte de las personas, antes estuvo oculta.Estas “realidades” dependen del momento y el lugar en el que esté situado el periodista y sus “usuarios”. En esta construcción también juegan un rol importante las necesidades surgidas por las personas, y el avance que se produzca en las tecnologías, que permiten una interacción entre el periodista y los lectores, como lo indica Miguel Ángel Vásquez Medel: “El periodismo escrito constituye una forma de institucionalización de los procesos de construcción social de la realidad: surge como respuesta a nuevas necesidades de consensos sociales y se transforma al ritmo de nuevas posibilidades tecnológicas y económicas, y de nuevas interacciones”. (Vásquez Medel: “La Prensa Escrita y la Construcción Social de la Realidad”)Las “necesidades de consenso social” se refieren a que, hoy en día, la gente no necesita que le informen un hecho, sino, más bien, que le aporten una visión interpretada del suceso, papel clave del periodista. Este debe contar con las herramientas necesarias para dicha interpretación, cuidando de no salirse de los márgenes que entrega la noticia, ya que podría caer en el problema de construir una “realidad falsa”.Debemos considerar que la gente asume esta realidad, porque emerge de un ente público que trabaja para dar los sucesos tal como acontecen, aunque desarrollados de manera acuciosa y responsable en su interpretación. Al ocurrir esto, la opinión pública acepta esta “realidad” como única y verdadera. Vásquez Medel afirma al respecto: “Lejos de estar fundamentada en nuestra experiencia directa del mundo, nuestras imágenes de la realidad social provienen de los medios de comunicación”. (Vásquez Medel: “La Prensa Escrita y la Construcción Social de la Realidad”)Se puede afirmar, entonces, que el periodista informa –no deforma- realidades, pero a partir de una concepción personal, de una propia perspectiva que no siempre es compartida por todos, pero que desemboca en un mismo punto: el hecho en cuestión. Sin embargo, es posible encontrarse con realidades discrepantes, pues muchas veces se verá enfrentado el “hecho real” con el “hecho construido” por el informante, lo cual provocará confusiones en los actores sociales, generando caos y controversia en las diferentes “construcciones personales” que cada individuo fabrica.Frente a esta polémica, el periodista juega un papel preponderante, el cual debe estar siempre enmarcado en los límites que implica la ética periodística, pues su responsabilidad social es incalculable: de ellos depende la paz o la guerra. Ante esta cruda, pero veraz afirmación, es imperativo señalar que uno de los principales criterios con los que debe contar el periodista, dentro de su bagaje formativo, es el principio de la veracidad para la de-construcción de hechos. Vale decir, informar lo estrictamente acaecido, sin dar lugar a elucubraciones que distorsionen el verdadero suceso.

1 comment:

Jaime Alfonso San Martín Benard said...

Atras, la tele, atras los diarios. Es el tiempo de los diaporamas!!!